Por ELÍAS HIENAM
CLOROFORMO
Yo no formo parte del círculo, negro, yo tomo la cerveza sólo en una plaza, cualquiera, con versando con un perro ninguno, que pasa, y pregunta por el whisky escondido en la maleza.
Yo no formo parte del círculo, hermano, mi filosofía es de tablón, de cuneta solitaria; mucho más tarde, tras la noche que se aclara.
Yo no formo, amigos la forma muere en cada palabra el círculo tiene tantos lados ¡como defenderle! no formo parte y que más queda, si el anfiteatro es hoy un mall, si el liceo está tan "bien ubicado", si ese poema merece el nobel, si pavimentaron la cancha y la vida, si aquel rebelde estará bien muerto, esta noche, por estos mundos.
Yo no formo parte del círculo negro, hermano.
Yo me junto con los canes atareados en la tarde tan sin agua, ateridos tras los autos de una esquina, en la ciudad que deja de ser el lugar en que crecimos antes.
A JUANA CALFUNAO Y PATRICIA TRONCOSO
“Cuando el último se desvanezca de la tierra y su memoria sea solamente una sombra de una nube atravesando la pradera, estas riberas y llanos estarán aun retenidos por los espíritus de mi gente, por el amor a esta tierra como los recién nacidos aman el sonido del corazón de sus padres”. (Carta del gran jefe Seattle al presidente de E.E.U.U.)
Han confiado en la noche, en las suaves caricias y ahora en los desvelos.
Con caras sucias han venido a la sangre con plumas de plata, al llanto en riberas arenosas, al calor de la tierra, a la niebla en maderas oscuras.
El sudor de los antiguos reclama en el viento la claridad que esparce la llama.
Hoy cae una y se levantan diez.
Fiscales arañas clandestinas tejen trampas, nos mantienen las distancias; Nada escapa al biombo del terror; nada muere, nadie olvida.
Han venido, a incendiar este abrazo loco de ausencia, a sofocarle con el grifo de los ojos que miran el zumbido del insecto en la ternura del brasero cuando sólo queda ni por quien dar la vida. LAS NARICES FRÍAS
Lengua muerta y desmedida en angustias y hastío, arrullo, leche y correas: un dínamo que alumbra sin adioses, el dormir de estática en toallas húmedas.
Litera que mece y da pase a esta gélida modorra de sacos.
Terror en vela de llaves, tetillas, ¡Morfeo! que mosquiteros en pijama pellizcan al recogerse en el somier sin colchón, ni sueño.
AGUA VA
Con tanto amor como puedo transito, digo recorro, pero nada es distinto, como cuando te asomaste a esa ventana: tenemos motivos para esperar el olvido, para recorrer el encierro y transitar esta igualdad eterna; devanándose los sesos in inconstantia contans, he aspirado con fuerza el olor de tus rosas enfermas, en la dulce quimera de pensar en verano mientras cae la helada.
POSTALES DEL FIN DEL MUNDO A María Albán
Para contarte desde tan lejos, habría que soplar palabras que entienda el viento, como los perros comprenden el silbido amigo desde las sombras, y así la tierra llame a la tierra y la llama que vuelve termal el deshielo; y torcer su intestino azumagado e hirviente, atenuando el hielo concentrado que traslapa desvelos ateridos en sueños burbujeantes de hogueras. Para contarte desde tan lejos, habrá que tener la paciencia del eco que todas las lenguas sabe y oirás del papel confinado a un zapato roto una llama de súbito reanimada por la brisa y un nocturno regreso que resplandece en la mirada ansiosa de una mujer que aguarda.
MARCELA OJOS DE NOGAL. Circula colgando la ropa, regando baldosas, retando a los perros, con su silencio de siglos rastrillo las hojas, buscando el sedimento humano en el pasto cubierto por el nogal materno que deja violáceos los frutos.
Bajo las hojas, bajo algunas hojas, las hormigas negras con su carga blanca en caótica ordenanza circulan desde siempre alentando al albo.
Rastrillo la calma y el silencio desde siempre de Marcela, el cansancio y la tristeza, desplazado, no sólo de la historia, más bien del sonido. BALADA DE LA PRINCESA QUE UN DÍA FUISTE
No terminaste conmigo, decidí que estoy cada vez más sólo; y me vi perezoso, cabizbajo taciturno, con desidia, asoleado lacónico y meditabundo.
Claro que me importa que queden juramentos y fe en el puerto ilusivo, de cuyo recuerdo odio el año nuevo y sus alrededores falsos sin piedad y mucho orín al despertar engañoso sin querer te maldigo y me hago a un lado aparente.
Se irán las costras caústicas de tu hedor, mientras pienso, que pudimos ser felices ojeando acantilados, de abrigo y con un sable, -caminando- para siempre; ¡Princesa! una figura que se aleja y evanece entre el humo de Santiago y una acequia en Parral.
Sólo mirando el vino devengo, enrollo, devano y tramo futuras presencias de aquel jugo de melón y me pongo la casaca aunque se qué no iré a ningún lado.
TÉ
Vi caminando sola entonces hirviendo, previo al alba, oteé así tu derrotero (a las cinco en punto) vi salir esa lengua mía quemada por el apuro, de esa tasa rosa tuya.
DESCANSAN EN EL NORTE A Raúl Alcaíno y Carlos Castro
te asimilas a la palabra relámpago y al equino del mismo nombre que llenó de amargura nuestras fauces. (a JLM)
mísero diáfano (lúcido) áspero pétalo sábana pérdida, sílaba idéntica píndaro híbrido de épocas integrándose explícitas.
Nótese la metáfora analógica: momentánea y única máscara de prótalos
pululando en zócalos mientras caminamos recogiendo monedas, caminamos callados con cara de nada ca miramos. Patraña volado de risa camina enfermo de volado de enfermedad por sale si anos mientras otro wachoperro cae (siempre) en cleta a panamerihuana y cae con su paragua de eter ni dad y caminamos, y prendemos una vela en la casucha de concreto (para que no nos lleve el diablo) recogiendo monedas, como Mario olvidando callados en callado Rudy muerto de olvido de volados de olvido pero no con nada de cara por jj prieta al sur recogiendo las monedas hasta el sementerio metroporelano, pero no, los muertos los wachosperros descansan en el norte. caminamos al sur lazo tristán matta arrebatadas nuestras reacciones normales ante el absurdo del universo recuecue la repepe del cero a cero reparta- mental 101-a
de agua copa de agua de vino caja de vino de hombre caja de hombre de hembra mama de hembra de cuecue cala de vida de vivos, el colo de vivos de ruedas heladero de neumáticos esperando pasto descanso que alegra las monedas de los muertos muertos de volados de muerte en vida llegamos al calugón lovalle y seguimos recogiendo las monedas que encontramos por el caminito alegre y sustancias de arrebol arrebol de los claveles muertos sé dando calor
pero ya estamos en prepucio y no sabemos si ir al shopping o al puerto pero de que está mala está mala la cosa y la pasta pegajosa no es un mal comienzo. Aquí comienza la mancha, a veces amarilla, en ocasiones un poco roja, de los albaricoques. Sólo resultan legibles, amiga, algunos últimos versos:
ni peladeros llenos de neumáticos con pasto ardiendo alegres alegres corriendo bien rápido alegres olvidando bien corriendo llegamos volados alegres olvidados de alivio.
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