Madonna y el sexo |
Por SERGIO FORTUÑO Desde sus primeros éxitos se convirtió en la emisaria del deseo de una generación. No se convirtió en objeto sexual. Quiso ser uno y lo sigue siendo hasta hoy. ¿Qué pasará cuando el envejecimiento también llegue para ella?
También faltaba una década para que Tarantino expusiera por medio de uno de sus personajes en Perros de la Calle su teoría sobre el significado de la canción: el hombre al que le canta la chica tiene un miembro tan grande que ella siente el dolor de las vírgenes cada vez que la penetra. La cosa es que algo me provocó el video. Tal vez fue la intuición de que esa novia sería la emisaria del deseo de mi generación y había llegado para quedarse. Como objeto sexual, Madonna no tuvo precedentes. Ella escogió ser un objeto sexual, lo que marca todo un hito feminista. Aquí había una mujer dispuesta a someterse al imaginario del deseo masculino sin ningún hombre que la controlara. Provocaba el deseo, invitaba a poseerla, pero retenía el poder. La conciencia de Madonna sobre la moda también ha proyectado mensajes sexuales potentes: la ironía de la inscripción “boy toy” en el cinturón que usó cuando cantó Like a Virgin en los MTV Awards; la asimilación de la ropa nupcial con la ropa interior de sus primeros looks, una forma de disipar el límite entre la pureza y lo pecaminoso; los corpiños cónicos de Jean Paul Gaultier que subrayaban la posibilidad femenina de usar la sexualidad como un arma a su favor y no sólo como beneficio para otros. Su libro Sex es tal vez lo menos sexual de su carrera. Como porno está bien, porque, claro, es Madonna y una corte de gente bien formada entregada a diversas cochinadas, pero no representa una subversión sexual como otros gestos de ella aparentemente más inofensivos. Los textos (sí, el libro los tiene) son algo más interesantes. Sobre todo uno donde Madonna plantea que el hecho de que hombres poco apuestos puedan acceder a mujeres bien parecidas no es más que el reflejo de una inequidad de poder. En condiciones de igualdad, las mujeres serían igual de exigentes con la apariencia de los hombres. Esto fue casi una década y media antes de que se hablara de la metrosexualidad, que puede ser entendida como una reacción de los hombres ante una mayor presencia femenina en áreas exclusivamente masculinas hasta entonces. La sexualidad de Madonna es generalmente sobre el poder y con el tiempo ella ha profundizado un rol como de regenta de burdel que sigue llevando las riendas de la orgía alrededor. Es capaz de someter con un beso a la joven que debió haber ocupado su lugar e incluso se asocia artísticamente con u hombre que había sido pareja de esas joven (Britney Spears y Justin Timberlake, respectivamente). A los cincuenta, Madonna encarna hoy la búsqueda de una sexualidad libre de las restricciones del proceso de envejecimiento. Su disciplina como bailarina, el yoga, el pilates y quizás que más la han mantenido en forma y deseable. Es el objeto sexual perfecto en la era del Viagra, caracterizada por una concepción del sexo cercana a las nociones de eficiencia de las máquinas. ¿Escapará Madonna a las leyes que gobiernan al cuerpo humano? ¿Qué pasará con ella cuando su condición física decline sin remedio? En algún momento tendrá que pasar. Ojalá que lo asuma bien. Y que todos los que le debemos algo en nuestra educación sexual se lo agradezcamos. Personalmente, le debo esa tarde de hace 23 años frente al televisor y el hallazgo de otra frase remecedora en su libro Sex, en su última página: “a mucha gente le da miedo pedir lo que quiere. Por eso no lo obtiene”. Dios te salve Madonna. | |||||||||||||||||
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